Divorcios

Las cosas han cambiado mucho en los últimos años, en la actualidad somos casi totalmente libres para divorciarnos cuando lo consideremos.

El caballo de batalla en los divorcios no está en el divorcio en sí mismo, sino en la custodia de los hijos, las pensiones alimenticias, la compensatoria y la atribución del domicilio familiar.

Estar bien o mal defendido puede suponer mantener una posición familiar y económica cómoda o pasar a convertirse en un “paria”. Todos conocemos casos.

Un buen abogado matrimonialista ha de saber justificar adecuadamente por qué procede una custodia compartida en lugar de la más habitual custodia individual, por ejemplo; por qué no procede o procede una pensión compensatoria y cuánto se ha de abonar; por qué los hijos tienen derecho a más o menos pensión alimenticia, etc. Lo anterior puede parecer obvio pero la realidad es que los abogados que trabajan de verdad estos casos y se mueven como pez en el agua en esta materia son los menos, pues lo habitual es que se deje una gran parte del trabajo a iniciativa del Juez e incluso de Ministerio Fiscal. El problema surge cuando tu expareja cuenta con un buen abogado, con capacidad para convencer al Fiscal y al Juez de lo que interesa a su cliente.  Ahí o cuentas tú con otro experto que lleve el caso preparado a conciencia o corres el riesgo de pasar a vivir ahogado económicamente y pudiendo ver muy poco a tus hijos.

No te divorcias todos los años, así que permítete el “lujo” de contar con la mejor defensa.